claves para seleccionar las mejores acciones

La bolsa es el activo más rentable en el largo plazo y la opción ideal para aquellos inversores con un perfil de tolerancia al riesgo y un horizonte temporal a más de cinco años vista. Ahora bien: sacarle todo el jugo no siempre es fácil.

Te contamos cuáles son las claves para realizar la mejor selección de valores posible.

Dividendo o crecimiento

Antes de diseñar tu cartera de acciones ideal es importante que decidas cuál es tu objetivo principal. Por ejemplo, puede que quieras centrarte en  obtener dividendos atractivos. O por el contrario puede que priorices el crecimiento de las compañías y, por ende, la revalorización de las acciones.

En todo caso, te recordamos que tus miras siempre deben estar puestas en batir al índice. A este respecto, ser un cazador de dividendos no es excusa. Recuerda que si no te ves con la capacidad de hacerlo mejor que el índice puedes recurrir a cualquiera de los muchos productos indexados que reparten dividendos, amén de los fondos de gestión activa que están centrados en esta especialidad.

Si la remuneración al accionista es lo primero para ti, fíjate en ratios como la rentabilidad por dividendo, pero también valora la sostenibilidad en los pagos. Hay compañías que han repartido dividendos muy jugosos en el pasado, pero eso no quiere decir que los sigan repartiendo en el futuro. Por tanto, es útil que valores el histórico de la compañía en ese sentido, así como la solidez del balance y la modalidad de retribución (en efectivo o en acciones).

No obstante, aunque la política de dividendos te parezca atractiva, también es importante que la compañía tenga buenas perspectivas de revalorización en bolsa. Y si eres de los que priorizan crecimiento antes que dividendo, este aspecto directamente te resultará clave.

¿Cómo evaluar si una compañía tiene unas perspectivas interesantes de revalorización? Dispones de dos tipos de herramientas de selección que, por otro lado, son perfectamente compatibles: el análisis fundamental y el análisis técnico.

En todo caso, no pierdas de vista un factor esencial: el precio. Da igual lo buena que te parezca la compañía si el precio al que cotiza es elevado, porque entonces su potencial de revalorización será mucho más ajustado, en cuyo caso es posible que nunca consigas alcanzar tu meta de batir al índice. Por tanto, estas herramientas de análisis te tienen que servir para encontrar buenas compañías pero también que coticen a precios razonables. Ambos elementos son imprescindibles para maximizar tus posibilidades de ganarle el pulso al mercado.

Análisis fundamental

Se trata de un tipo de análisis de valores basado en calcular el valor real de las compañías, que no tiene por qué coincidir con aquel al que cotizan. Y es que hay varios factores que pueden incidir en que una compañía cotice por debajo del precio al que debería: por ejemplo, puede que una racha de pesimismo exagerado, o de aversión al riesgo, haya provocado un castigo indiscriminado en un sector o compañía en concreto. O también es posible que se trate de una compañía pequeña y poco seguida por el mercado, por lo que el precio al que cotiza no refleja verdaderamente todo su potencial

Este tipo de análisis, creado por Benjamin Graham y David Dodd en los años 30, se centra en estudiar el balance de las compañías y, en general, cualquier elemento macroeconómico, político o regulatorio que pueda incidir en la empresa. Para ello tiene en cuenta diversas ratios, que te explicamos en este post.

Algunos gestores de fondos y demás profesionales de la inversión incluso van más allá y se entrevistan con el equipo directivo de la empresa para poder evaluarla de forma más precisa.

Finalmente, con toda esta información los analistas fijan un valor para la empresa que, dividido entre el número de acciones en circulación, resulta en un Precio Objetivo. Si las acciones cotizan con un cierto margen por debajo de ese Precio Objetivo, son oportunidad de compra.

Análisis técnico

Este tipo de análisis nació en Estados Unidos a finales del siglo XIX de la mano de Charles Henry Dow. En lugar de analizar las compañías, se fija en el comportamiento histórico que ha experimentado la cotización. Para ello, analiza el gráfico con la evolución que ha tenido la compañía en bolsa, observando tantos las subidas y bajadas en el precio como el volumen de compraventas con el que se realizaban todas esas operaciones. De ese modo, intenta identificar pautas que permitan anticipar cuál va a ser el comportamiento de esa compañía en el futuro.

Algunas de las pautas que busca identificar un analista técnico son soportes y resistencias, retrocesos (Fibonacci), líneas de tendencia, así como medias móviles y osciladores. Te explicamos cuáles son algunas de las figuras más utilizadas en análisis técnico en este post.

Escucha a los expertos

Como verás ni el análisis fundamental ni el análisis técnico son tarea nada sencilla, a menos que seas un experto en estas lides. No obstante puedes guiarte por la visión de las grandes firmas de análisis. La prensa económica y distintos portales online de información bursátil suelen hacerse eco de estas opiniones.

Descubrirás que los expertos no siempre se ponen de acuerdo en su visión sobre un valor, por lo que es interesante que averigües cuál es el consenso de mercado, es decir, lo que piensa la mayoría.

No obstante, recuerda que incluso los mejores analistas pueden equivocarse. Por tanto, sé consciente del riesgo que asumes y, si la selección de compañías se te hace muy cuesta arriba, recuerda que siempre puedes dejar esta tarea en manos de un gestor profesional y poner tu dinero en un fondo de inversión.

En todo caso, lo ideal es que construyas una cartera diversificada integrada por acciones de compañías de distinto perfil (teniendo en cuenta factores como tamaño, sector y exposición geográfica), lo que te permitirá gestionar el riesgo de manera más eficiente.

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