La jubilación puede ser una gran oportunidad para dar un giro a tu vida, desde practicar un nuevo hobby a poner en marcha un proyecto o pasar más tiempo con tus seres queridos. Pero para que esta etapa transcurra sin sobresaltos es imprescindible disfrutar de una tranquilidad financiera que te permita gozar de una calidad de vida aceptable.
Para ello, muchas personas cuentan con la pensión que les pagará el Estado en el momento en el que se retiren. La buena noticia es que, con los datos actuales, el sistema de pensiones español es uno de los más generosos de la OCDE, según el estudio Pensions at a Glance 2023.
De este modo, la tasa de reemplazo (o tasa de sustitución) de la pensión pública en España es, de media, del 80%. Esto quiere decir que la cuantía de la prestación de jubilación es equivalente al 80% del último salario percibido por el trabajador.
No obstante, hay nubes en el horizonte. El sistema público de pensiones cuenta con una serie de problemas estructurales que podrían amenazar su sostenibilidad. Esto se debe en buena medida a la preocupante tendencia demográfica en España, con una población cada vez más envejecida.
En este contexto, cabe la posibilidad de que las pensiones que cobremos en el futuro no sean tan sustanciosas como deberían.
El importe ideal
Por otra parte, aunque todo vaya bien y la tasa de reemplazo se mantenga en el 80%, esta cantidad puede no ser suficiente. Todo depende de cada caso. Las estimaciones de Finanzas para todos, el portal de educación financiera de la CNMV y el Banco de España, indican que las necesidades de un jubilado se ven cubiertas con una horquilla de entre el 70% y el 90% del sueldo que percibía en su etapa activa. Por tanto, con un 80% del salario algunos podrían vivir con una cierta holgura, mientras que otros podrían no llegar a fin de mes.
Para saber cuál sería tu caso, es necesario realizar una prospección de gastos e ingresos. Y es que tus necesidades en el futuro quizá no sean las mismas que las actuales. Por un lado, puede que ya no tengas hijos a tu cargo y que hayas terminado con el pago de la hipoteca. Pero en contrapartida, es probable que tengas que asumir gastos más elevados en materia de salud y cuidados a domicilio. Se eleva también el riesgo de dependencia.
En el capítulo de ingresos, ten en cuenta también no sólo la pensión que calculas que cobrarás del Estado, al menos según los parámetros actuales, sino otros posibles ingresos que puedas obtener a través de rentas como alquileres o posibles herencias.
Una vez hayas detectado el diferencial entre los ingresos que crees que obtendrás versus las necesidades a las que podrías hacer frente, llega el momento de planificar el ahorro. De este modo, lo ideal es multiplicar la cantidad que crees que te hace falta cubrir por el número de años que pueden restar hasta tu fallecimiento. Teniendo en cuenta que la esperanza de vida en España se sitúa en los 84 años, lo ideal es planificar la cobertura de al menos 25 años.
Por ejemplo, si crees que te harán falta 600 euros mensuales para completar tus ingresos, la idea sería multiplicar 600 x 12 (meses del año) x 25 (años de esperanza de vida), lo que da un total de 180.000 como meta de ahorro para ese momento.
Más allá de las necesidades específicas de cada persona, existen estudios que han intentado determinar un importe estandarizado de ahorro para la jubilación, de modo orientativo. Por ejemplo, la gestora Fidelity sostiene que lo ideal es haber ahorrado el dinero equivalente a un salario bruto anual antes de cumplir los 30 años. Y a partir de esa edad, ahorrar tres veces tus ingresos antes de los 40; seis veces antes de los 50; y ocho veces antes de los 60 años.
Evidentemente, habrá años mejores, en los que se podrá aumentar esta cifra de ahorro gracias a subidas de sueldo o el cobro de un bonus. Y años malos en los que los gastos imprevistos se intensifiquen y no sea posible alcanzar ese objetivo. Lo importante es asumir un compromiso a largo plazo, con la vista puesta en un objetivo: llegar a los 67 años con 10 sueldos anuales ahorrados. Una cuantía que en el caso español, y teniendo en cuento el salario medio anual (25.000 euros), podría rondar los 250.000 euros.
Otra fórmula hacia la que apuntan varios expertos en planificación financiera es la Regla del 4%. Esta regla, desarrollada por el asesor financiero William Bengen, indica que si acumulas el patrimonio suficiente puedes vivir indefinidamente de las rentas. En este caso, si quieres poder disponer de 8.000 euros anuales con los que complementar tu pensión, tendrás que llegar a ahorrar 200.000 euros (ya que 8.000 es el 4% de 200.000). Te lo explicamos en este post.
Cómo hacerlo
Y llegamos ahora a la verdadera clave del asunto. Una vez determinada la cantidad que quieres ahorrar, aunque sea grosso modo, ¿cómo alcanzarla? La primera recomendación y la más clave de todas es empezar cuanto antes. Puede sonar a verdad de Perogrullo, pero cuanto antes empieces a ahorrar para la jubilación, menor será el esfuerzo mensual que tendrás que hacer para alcanzar esta meta.
Por otro lado, recuerda que si inviertes tus ahorros, estos irán creciendo cada vez más rápido (que es básicamente la esencia del interés compuesto). Por tanto, no hace falta que ahorres el equivalente a tu cifra objetivo, siempre que lo inviertas desde el minuto uno.
¿Y en qué invertirlo? Aquí hay distintas variables que debes tener en cuenta. La primera, la fiscalidad. Uno de los productos financieros más populares a la hora de preparar la jubilación son los planes de pensiones, que gozan de una serie de ventajas fiscales que tendrás que sopesar.
Otro elemento clave es el horizonte temporal. Cuanto más lejano sea, más riesgo deberías asumir. O dicho de otro modo: mayor debería el porcentaje que deberías dedicar a la renta variable, ya que es el activo que ofrece mejores perspectivas de rentabilidad en el largo plazo. Eso sí: una vez te vayas acercando a la fecha de la jubilación deberías ir reduciendo el peso de la bolsa dentro de tu cartera e ir incrementando el de la renta fija. Te lo explicamos aquí.
Finalmente, hay otro factor importante: tu propio perfil como cliente. Si tienes cero tolerancia al riesgo te sentirás incómodo con un alto porcentaje de bolsa… incluso cuando en tu caso sea lo más eficiente porque el plazo que te quede hasta la jubilación sea muy largo. En este sentido, tendrás que escoger un nivel de riesgo con el que puedas dormir por las noches y una estrategia (por ejemplo, gestión activa versus indexada) en la que verdaderamente confíes.